El nombre de Rafa

Note: Sometimes, this blog will be in Spanish. Sometimes in English. I will not translate, but rather try to strike a balance between English and Spanish posts so that these reflections can reach a broader audience.
Nota: A veces, escribiré en español. A veces, en inglés. No voy a intentar a traducir todo, sino encontrar un equilibrio entre las publicaciones en inglés y español para que estas reflexiones pueden alcanzar una audiencia más amplia.

Hoy, el 24 de octubre solía ser el Día del San Rafael, el arcángel. También hay cierta evidencia de que hoy, hace un año, fue el día que el embrión que era nuestro Rafa se implantó en mi útero. Nunca lo sabremos por seguro. Pero me parece un buen momento para compartir algunas de las sincronías relacionadas con el nombre y el ser que fue Rafael.

Nuestro bebé no tenía nombre. Por muchos, muchos meses no supimos como llamarle. Su nombre sólo vino después de que murió y nació. En el mero principio pensábamos que iba a ser una niña entonces le decíamos “lentejita” porque presumimos que era Ruby quien venía en camino. Luego, cuando descubrimos que el bebé tenía pene, Yeyo se obsesionó con la idea de que aún así, el nombre tenía que empezar con una “R”. Buscamos por arriba y por abajo los nombres que nos gustaron que empezaban con “R”. Fue difícil. Creamos una pequeña lista de candidatos y la escribí en un cartón amarillo que colgué en el refri. De vez en cuando agregamos un nombre a la lista.

img_1589.jpgEn el sexto mes del embarazo, mi mamá visitó y empezamos a cantar la rola de los Beatles “Rocky Raccoon” y Yeyo decidió que así deberíamos llamar a nuestro hijo. Pero ¿cómo crees? “Raccoon” no es nombre para un bebé. Lo siento, pero no. Sin embargo, su nuevo apodo prontamente era Raccooncito y así le llamábamos en los últimos meses. Hasta mi mamá quien pasaba las semanas antes de que viniera cantando cada mañana: “Rocky Raccoon… you stay in that womb…” rogando con su canción roquera de cuna que el bebé se quedará en mi matriz hasta que ellos llegarán a Oaxaca.

Rafael es un nombre que siempre me ha gustado. Todos los Rafaeles que he conocido me han caído bien. Pero juro que Yeyo me dijo que no le gustaba el nombre porque era demasiado religioso. Diez días antes de que empezaran las contracciones surgió de nuevo como propuesta y para mi gran sorpresa Yeyo dijo que, al final, si le gustaba. Lo agregamos al final de la lista en el cartón amarillo en el refri.

Cuando salimos del hotel de mis papás después de haber entregado la pésima noticia de que el bebé había muerto, mi mamá me dijo, llorando: “Dale un nombre… dale un nombre.” Después del parto, tuvimos la oportunidad de sostener a Rafa en nuestros brazos por más de una hora. Eran momentos preciosos, bellos, increíbles… y por supuesto, trágicos y tristes también. Cuando me acosté en la cama del hospital esa mañana, mire a Yeyo a mi lado y le pregunté: “¿Le llamamos Rafael?” Me dijo que si. No hubiéramos podido haber elegido un mejor nombre.

IMG_1184Las siguiente mañana, después de una noche de pesadillas y de insomnio y de caminar por arriba y abajo en la oscuridad, mencionamos algo a mi dula, Julieta, sobre Rafael. Nos miro con curiosidad y preguntó: “¿Pero quién es Rafael?” Habíamos olvidado que ella, las parteras y mi doctora se habían ido cuando elegimos el nombre. Reímos un poquito por la situación y luego Julieta dijo, “Creo que el Arcángel Rafael tenía algo que ver con la sanación –¿el sanador de dios? o algo así.” Ella se puso a buscar sobre este ángel y encontramos esta página sobre las cuatro cualidades del Arcángel Rafael.

Todo lo que encontró en el sitio resonó tanto con mi experiencia de Rafita. Es sanador (y había sanado mi corazón, mi mente, mi alma); cuida el planeta, la tierra (y su huella de impacto fue tan ligera ­–fue un ser demasiado sutil); protege a los viajeros (y siempre me sentía protegida en los muchos viajes durante el embarazo). El color del Arcángel es verde, el color que había escogido para el collage que hice para el parto y luego en el altar memorial. Muchas veces San Rafael se dibuja con peces y agua… un elemento que fue fundamental en este proceso y una historia que algún día contaré aquí. Hasta asuntos aún más raros: no sólo protege a los viajeros, sino a su equipaje. Cuando mi mamá vino a visitarnos en abril, pensaba que alguien le había robado su maleta en el aeropuerto de la Ciudad de México pero cuando regresó una semana después, ahí estaba entre las cosas perdidas. Rafa nos ha estado guiando desde antes de su muerte… y por supuesto después. Cada detalle sobre la descripción de este ángel fue muy significativo de alguna manera u otra. Rafa es quien tenía que ser.

Una cosa que me ha encantado en estos días, semanas y meses de duelo es la forma en que el nombre de Rafa ha ido extendiéndose por todo el mundo: rafabeach-e1540858065581.jpgen grandes olas de dolor, en pequeñas ondas; por corrientes que hemos atravesado y nuevas tierras a través de personas que nunca hemos conocido; en suspiros y gritos. Su nombre se movió a través de una gran red de amor. Nadie dice “tu bebé” o “él”, le dicen Rafael, Rafa, Rafita. Su nombre, su espíritu son conocidos por muchos. Existió.

Hay otras lecciones acerca del nombramiento de las cosas. Una que me ha resonado mucho es el uso del eufemismo “pérdida” en lugar de la palabra “muerte”. Mi hijo no está perdido, está muerto. No lo perdimos y no lo vamos a “encontrar” en la misma forma. Y nuestros muertos siguen con nosotros, para siempre, si es que decidimos honrar y estar con ellos. Como dice el autor y maestro, Stephen Jenkinson, “Cuando haces de las palabras ‘muerte’ y ‘pérdida’ sinónimos, estás diciendo que existencialmente y espiritualmente, estas dos cosas pasan en secuencia y están más o menos unidas inevitablemente. Cuando alguien muere, pierdes a la persona y no hay otra opción en este sentido. Históricamente y en tiempos contemporáneos, muchas culturas tienen secuencias rituales y ceremoniales diseñadas para asegurar que sus muertos no estén perdidos. No hay nada inevitable para ellos, pero para nosotros, son sinónimos.”

Aprendí de esta experiencia –de nuevo– la importancia de nombrar las cosas como son. Pero también aprendí que es significativo el momento en que las nombramos. Nuestro bebé necesitaba un nombre. La historia no estaría completa hasta que supiéramos cómo llamarle. Pero el nombre tardó en aterrizar y la verdad es que no pudimos saber quien era hasta después de su muerte y nacimiento. El reconocimiento de quién era este ser, a través de su poderoso nombre, fue bastante sanador. Tuvo un poco más sentido su venida y despedida una vez que descubrimos cómo se llamaba.

IMG_1179

4 thoughts on “El nombre de Rafa

  1. Vivió y vive en nuestros corazones y en nuestra memoria. Rafita no solo nos deja un recuerdo sino sabiduría y sanación en su breve tránsito por nuestras vidas. Lo sigo, te sigo, los sigo con mi alma y desde ella. Los abrazo

    Liked by 1 person

  2. Veo una peque~nisima imagen de una preciosa huella de píe en la pesta~na de mi buscador. Con la ayuda de la lupa en mi celular, alcanzo a ver los dedos de píe perfectos, las arrugas de la piel. Que asombro siento al conocer a este ser, Rafael, y recibir sus huellas en mi corazón.

    Like

Leave a Reply

Fill in your details below or click an icon to log in:

WordPress.com Logo

You are commenting using your WordPress.com account. Log Out /  Change )

Facebook photo

You are commenting using your Facebook account. Log Out /  Change )

Connecting to %s